21 de junio de 2011

Perdiéndose en la lluvia.

Laurence corría por los callejones oscuros de la ciudad mientras su pelo pelirrojo se enredaba y se mojaba a causa de la tormenta. El color de su ropa se había oscurecido y sus converse estaban prácticamente inundadas.
De vez en cuando miraba hacia atrás, pero nadie la seguía: tan sólo estaban ella, la lluvia y la desierta ciudad.
Llegó a la zona céntrica, todo estaba tranquilo, típico de la madrugada. Miró atentamente a la cafetería de la esquina y al Porsche rojo apeado frente a ella.
Rápidamente se quitó sus zapatillas y se puso unos zapatos de tacón negros. Se dirigió hacia el coche tranquila, con la cabeza alta, mirando al automóvil. Cuando llegó, tocó dos veces en la ventanilla y el cristal bajó.
-¿Cómo estás, Adam?-dijo ella con una sonrisa maliciosa.
El piloto abrió la puerta y Laurence se sentó, cruzando las piernas, sin parar de mirar a Adam.
Él arrancó, rompiendo el silencio de la noche, perdiéndose en la lluvia.

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